sábado, 3 de septiembre de 2016

Me desvirgo un campesino

Era un día de abril, en semana santa, cuando tenía 17 y solía ir a la casa de mis abuelos en el campo, más o menos a 6 horas y media de la ciudad.

Como podrán imaginar , el camino un poco largo hacia divagar mi mente... , en la casa de mis abuelos no habitaba nadie, tan solo estaba Gerónimo, un campesino de la zona al cual mi abuelo le tenía mucha confianza ya que había conocido desde muy pequeño y era el guardián de la casa junto con su fiel pastor alemán "Lobo", que la cuidaban todo la semana hasta que alguno de nosotros llegásemos a ocuparla generalmente el fin de semana, ya sea para una reunión familiar o para despejar la mente del stress citadino.
Bueno ese día de abril, llegue yo con unos 2 amigos, ya que esa semana la teníamos libre y decidimos ir al campo a beber y relajarnos del stress del colegio.

Al llegar, nos esperaba Gerónimo y "Lobo listo con la comida, ya que partimos casi al medio día sin probar bocado alguno desde la mañana, alistando el equipaje y demás cosas para esa semana, que sin pensarlo se transformó en la mejor de todas.
Después de haber cenado, Sebas, Raúl y yo nos dirigimos al lago, no muy profundo, tranquilo y casi casi con el agua cristalina, a nadar un poco y refrescarnos ya que ese día el sol decidió no quedarse dormido y salir con todo su esplendor.

Nos desnudamos cada uno y empezamos a tontear, jugar y conversar mientras corría la tarde y pasaban las horas sin darnos cuenta de que ya casi se estaba ocultando el sol; No nos hubiéramos dado cuenta si no hubiese sido por Gerónimo que rondaba por ahí y nos advirtió que era tarde y tal vez algún grupo de chicos pueblerinos saldría de algún bar, ya q por esa localidad suelen bereber desde tempranas horas del día los fines de semana y peor aún si son fines de semana largo.
Nos vestimos y rápidamente nos dirigimos a la casa, en la cual nos esperaba una suculenta cena preparada por él.
Luego de haber cenado y charlado un poco decimos ir a dormir, ya que al día siguiente iríamos a cazar aves dese temprano para almorzarlas luego.
Recuerdo haber estado soñando con una chica de mi colegio a la cual siempre quise hacerla mía, y solo la podía poseer en sueños, cuando desperté y ahí estaba parado; Gerónimo, mirándome fijamente y tocándose sus genitales dentro del pantalón con su mano derecha.

Me sorprendí más que nada ya que solo me miraba fijamente y se tocaba, relamiéndose los labios de arriba a abajo, cuando de repente se empezó a aproximar a mí, sacando del pantalón su miembro erecto apuntándolo hacia mí. Yo solo atine a mirarlo, y no sabía porque, una sensación de miedo, asombro y excitación empezaron a recorrer todo mi cuerpo haciendo que se me ponga dura como el asta de una bandera.

Se acostó a mi lado y me dijo al oído: "no te preocupes, no va a pasar nada malo solo cierra tus ojitos y toca" señalando su pene erecto que más parecía una banana por el grosor y el tamaño, así que sin pensarlo 2 veces, excitado al máximo empecé a sobárselo, pero como me lo hago yo, como sé que me gusta hacérmelo, mientras que con su boca trataba de besarme, pero yo más atinaba a no acceder a esas caricias ya que, bueno sabía que me gustaba la sensación pero algo como un beso siempre incluye sentimientos y solo quería disfrutar el momento.

Así fue como luego de 15 minutos de toqueteo me puso boca abajo y decidió introducirme el pene en mi ano sudoroso e impaciente de experimentar algo que no tenía idea si me iba a gustar, pero el solo hecho de verlo tan pero tan excitado a Gerónimo, me hacía saber que ese placer que le produciría, me lo haría a mi también, no fue así, casi me parte el culo con su vergota y me aguante el grito como pude, para no despertar a los demás, ya que estaba en la misma habitación pero cada uno de ellos roncando con un profundo sueño.
Empezó a meterla y sacarla y eso me empezó a producir una sensación de placer increíble, que hizo que llegara primero que él al orgasmo, mojando las sabanas y sobándome contra ellas ya que tenía aun campesino fornido detrás mío haciendo lo que quería conmigo.

Termino y accedí a besarlo, ya que inexplicablemente un cariño nació de ese encuentro, que se repitió toda la semana antes de irme a la ciudad, pero esta vez en su habitación y con Lobo lo cual fue un gozo de aquellos ya que fue exactamente igual la posición, solo que ya tenía a un compañero lamiéndome el miembro erecto con su áspera lengua y saboreando los fluidos que del desbordaba de alegría y euforia.

Cabe resaltar que me gustaban las mujeres, pero no desaprovecharía otra vez un buen polvo con un campesino fornido lleno de vitalidad y de un miembro deseoso de mi ano.
Uno de mis amigos me descubrió, no dijo nada pero de regreso a la ciudad me dijo a solas que guardaría el secreto si hacíamos lo mismo que con Gerónimo, así comienza mi vida gay.

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